Mi batería de 5000 mAh solo aguanta un día en Android

No hay nada más frustrante que comprar un celular nuevo con una batería gigante de 5000 mAh (¡eso suena a energía para días!) y que a las 6 PM ya estés buscando desesperadamente un cargador. ¿Qué diablos pasa aquí? ¿Nos están engañando con los números? ¿O es que nuestro Android tiene un agujero negro que se traga la energía? Vamos a hablar claro de este problema que nos quita el sueño (literalmente, porque el celular se apagó a media noche).

  1. «mAh no es lo mismo que horas de uso» (El engaño técnico)
    Primero lo primero: 5000 mAh (miliamperios-hora) suena impresionante, pero no es una medida directa de duración. Es como decir que un tanque de gasolina es enorme… pero no decir qué tan sediento es el motor.

El procesador es un tragón: Un Snapdragon o Exynos potente consume más, aunque estés «solo viendo Instagram».

La pantalla es la vampiresa: Pantallas AMOLED de 120Hz o resoluciones altas chupan batería como si no hubiera mañana.

Android no ayuda: El sistema operativo en segundo plano siempre está haciendo algo (actualizaciones, sincronización, etc.).

  1. «Es que yo casi no lo uso» (Sí, sí lo usas)
    Todos decimos «solo reviso WhatsApp», pero la realidad es:

Redes sociales = adictos a la dopamina: Facebook, TikTok e Instagram refrescan contenido cada segundo (y tu batería lo paga).

Apps que no cierras: Esas 15 pestañas de Chrome y el juego que dejaste en pausa siguen consumiendo.

El 5G, ese derrochador: Si lo tienes activado, tu batería dura un 20-30% menos (aunque no lo notes).

  1. «Pero antes me duraba más» (La degradación es real)
    Las baterías de litio son como nosotros después de los 30:

Pierden capacidad con cada carga: Después de 1-2 años, tu 5000 mAh en realidad son como 4000 mAh.

El calor las mata: Dejar el celular al sol o cargarlo mientras juegas PUBG acelera el deterioro.

  1. «Los fabricantes mienten… pero no tanto»
    Cuando dicen «dura 2 días», se refieren a:

Uso en modo avión: O sea, sin llamadas, sin datos, sin brillo… básicamente un ladrillo.

Benchmarks irreales: Pruebas hechas en laboratorios, no en el mundo real donde tienes 50 apps instaladas.

¿Qué puedo hacer para mejorar? (Tips que sí funcionan)
No todo está perdido. Prueba esto:

Mata el brillo automático: Ponlo al 50% o menos (tu retina se adaptará).

Limita el 5G: Usa 4G si no necesitas velocidad extrema.

Caza apps asesinas: Ve a Ajustes > Batería y revisa qué apps son las más golosas.

Carga inteligente: No lo dejes enchufado toda la noche (80% es suficiente).

La batería perfecta no existe y los 5000 mAh es como un tanque de gasolina en un Ferrari: se gasta rápido si lo pisas. Los celulares son más potentes, las pantallas más brillantes y nuestras adicciones digitales peores. La buena noticia es que con pequeños ajustes puedes exprimir más horas… o simplemente aceptar que vivir pegados a un cargador es nuestro destino.

Caída masiva de Google Cloud afecta múltiples servicios el 12 de junio de 2025

Caída masiva de Google Cloud afecta múltiples servicios el 12 de junio de 2025

El pasado 12 de junio de 2025, una interrupción significativa en la plataforma Google Cloud generó problemas generalizados en diversos servicios digitales a nivel global. Desde las primeras horas de ese día, usuarios en múltiples países reportaron fallos en aplicaciones y sitios web dependientes de esta infraestructura tecnológica.

El incidente se originó alrededor de las 10:51 de la mañana, hora del Pacífico, y tuvo una duración aproximada de ocho horas, aunque algunas afectaciones persistieron más allá de ese lapso. Entre los servicios impactados se encuentran plataformas ampliamente utilizadas como Gmail, Google Drive, Google Meet, Spotify, Discord, Snapchat y Replit, así como Cloudflare, uno de los principales proveedores de servicios en la red.

Según los informes de Google, la causa principal fue una actualización de cuota automatizada inválida en su sistema de gestión de API, lo que provocó que las solicitudes de API externas fueran rechazadas a nivel global. Aunque la mayoría de las regiones se recuperaron en unas pocas horas, algunas, como la región «us-central1» (en Iowa, EE. UU.), tardaron más en restablecerse completamente.

El problema tuvo su raíz en una política de control de acceso mal configurada dentro del sistema de gestión de identidades y accesos (IAM) de Google Cloud. Esta política contenía campos en blanco no intencionados, lo que provocó un error en la infraestructura de gestión de APIs. En particular, la actualización errónea de cuotas causó un ciclo de fallos (crash loop) en el servicio Service Control, pieza clave para la autorización y autenticación en la plataforma.

Cayeron servicios de Google Cloud y cayo todo

Esta situación desencadenó un fallo en cadena que afectó la capacidad del sistema para gestionar solicitudes de acceso y control, impactando directamente a múltiples servicios que dependen de esta arquitectura. Durante el evento, los reportes de interrupciones en sitios de monitoreo superaron los 13,000 para Google Cloud, con picos que superaron los 46,000 para Spotify, reflejando la magnitud del problema.

Google y Cloudflare emitieron comunicados públicos reconociendo el incidente, asegurando estar trabajando en la mejora de sus protocolos para evitar que este tipo de fallas se repitan en el futuro.

Este tipo de interrupciones en infraestructura crítica subraya la dependencia creciente de servicios en la nube para operaciones cotidianas de empresas y usuarios. Asimismo, plantea retos para la estabilidad y seguridad de plataformas digitales que constituyen la base del ecosistema tecnológico actual.

La caída del 12 de junio también pone de manifiesto la necesidad de contar con sistemas de respaldo y estrategias de contingencia que minimicen el impacto de fallos en servicios esenciales. El evento tuvo repercusiones en la productividad de usuarios y organizaciones, además de afectar la experiencia cotidiana de millones de personas alrededor del mundo.

A nivel local, el suceso fue percibido en diversos sectores que dependen de estas plataformas para comunicaciones, almacenamiento y gestión de datos, evidenciando la importancia de mantener infraestructuras robustas y resilientes frente a eventuales fallas tecnológicas.

Ciberataque a correo electrónico de periodistas del Washington Post

Ciberataque a correo electrónico de periodistas del Washington Post

Washington D.C., 16 de junio de 2025.– El Washington Post confirmó que algunas cuentas de correo electrónico de sus periodistas fueron objeto de un ciberataque, según un memorando interno enviado a los empleados y reportes periodísticos.

El incidente fue detectado el jueves 13 de junio y llevó al periódico a iniciar de inmediato una investigación interna para determinar el alcance de la intrusión. Como medida preventiva, el viernes 14 se ordenó el restablecimiento obligatorio de contraseñas para todos los empleados, con el fin de contener posibles daños.

El editor ejecutivo del Washington Post, Matt Murray, informó a su personal que no se considera que el ataque haya afectado otros sistemas del medio ni haya comprometido a sus clientes. No obstante, el Wall Street Journal, que dio la primera cobertura pública sobre el hecho, indicó que el ciberataque podría haber sido perpetrado por un gobierno extranjero.

De acuerdo con los datos difundidos, las cuentas comprometidas correspondían principalmente a periodistas que integran los equipos de seguridad nacional y política económica, incluyendo reporteros especializados en temas relacionados con China. La filtración habría permitido a los intrusos acceder a correos electrónicos laborales de relevancia para la cobertura informativa.

Este ataque se suma a un contexto reciente en el que medios de comunicación han sido blanco de intrusiones digitales. En 2022, News Corp, empresa matriz del Wall Street Journal, sufrió una vulneración similar que afectó las cuentas y datos de un número no especificado de periodistas.

Las acciones inmediatas del Washington Post para proteger la seguridad digital de sus empleados buscan minimizar el impacto y reforzar la protección ante eventuales amenazas persistentes.

Hongo degradador de plástico ofrece esperanza frente a la contaminación global

Hongo degradador de plástico ofrece esperanza frente a la contaminación global

Sidney, Australia | 16 de junio de 2025 — Investigadores de la Universidad de Sídney han identificado dos cepas de hongos con capacidad para degradar polipropileno, uno de los plásticos más comunes y resistentes, utilizado en envases, textiles y componentes industriales. El hallazgo representa un avance relevante en la búsqueda de soluciones sostenibles al creciente problema de residuos plásticos.

Tras 140 días, los investigadores observaron una degradación completa del material, lo que constituye la tasa más rápida registrada hasta la fecha para este tipo de polímero.

El estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment, detalla que las especies Aspergillus terreus y Engyodontium album lograron descomponer hasta el 27 % del polipropileno en condiciones de laboratorio en un plazo de 90 días.

La investigación fue liderada por la doctora Samantha Jenkins, del Centro de Ciencias Ambientales Aplicadas de la Universidad de Sídney. Los experimentos se realizaron en entornos controlados, donde se aplicaron pretratamientos físicos y químicos —como exposición a rayos UV, calor y reactivos tipo Fenton— para debilitar la estructura del plástico antes de la acción fúngica.

“El polipropileno representa cerca del 28 % de los residuos plásticos que terminan en vertederos y océanos. Nuestra meta es contribuir a un modelo de tratamiento que pueda escalarse en procesos industriales o municipales”, explicó la Dra. Jenkins en una entrevista con medios australianos.

Si bien el hallazgo no implica una solución inmediata para el reciclaje masivo de plásticos, abre la puerta a investigaciones sobre biorreactores basados en hongos, con potencial aplicación en la gestión de residuos sólidos urbanos. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), más de 400 millones de toneladas de plástico se producen cada año, y menos del 10 % se recicla efectivamente.

De momento, el proceso requiere condiciones específicas de laboratorio, y no se ha comprobado su efectividad en entornos naturales o a gran escala. Tampoco se ha evaluado la viabilidad comercial de la conversión del plástico degradado en subproductos útiles, como biomasa.

No obstante, este avance se suma a una creciente línea de investigación que busca alternativas biotecnológicas al manejo de residuos. En años recientes, otros estudios han documentado la capacidad de bacterias, gusanos y enzimas para degradar diversos tipos de plásticos, aunque con limitaciones en cuanto a tiempo, volumen o condiciones ambientales.

El equipo de la Universidad de Sídney continuará investigando la optimización del proceso y su potencial escalamiento, con miras a futuras aplicaciones en la industria del reciclaje. El estudio ha sido financiado por el Consejo Australiano de Investigación y entidades dedicadas a la sostenibilidad urbana.